Por: Janice Rodríguez
La variedad de dulces amatitlanecos los convierte en aperitivos fascinantes al paladar de los visitantes
El municipio de Amatitlán se destaca a nivel nacional por el sabor de sus tradicionales dulces típicos que ha perdurado a traves de los años gracias a sus características únicas y especiales.
Según la monografía amatitlaneca “Tierra de los Amatles”, escrita por Oscar Fajardo, la elaboración de las golosinas se debió a la alta producción de cultivos de caña e ingenios que se encontraban cercanos al municipio, convirtiéndolo en una región azucarera, que asimismo incentivó a senos familiares a la realización de artesanías dulceras.
Josefa Muñíz, productora y vendedora, reconocida por continuar el legado familiar por más de 60 años en la producción dulcera, comentó que en años antiguos eran las mengalas quienes ofrecían estos bocadillos en la estación del Ferrocarril. Pero en el año 1966, el alcalde Rufino Cedillos, autorizó la venta directa de estos productos en la playa pública del lago que aumentó no solo la economía sino el turismo en Amatitlán.
Los dulces tradicionales de Amatitlán son: Chancaca, Mazapán, Pepitoria, Matagusano, y la Colación. Sin embargo, las vendedoras con el pasar de los años han agregado otros como: Canillitas de Leche, Colochos de Guayaba, Conserva de Coco, Rosario de Azúcar, Alboroto y Jalea de Frutas, que aunque no son puros amatitlanecos se venden muy bien.
Guatemala es uno de los pocos países en Latinoamérica que ha conservado por más de cinco siglos la tradición de los dulces típicos. Amatitlán siendo un territorio dulce no es de extrañarse que tenga más variedad de golosinas que otras zonas del país.
Además, constituyen una parte importante de la cultura gastronómica de Guatemala.